martes, 19 de julio de 2005

el hijoputa

Es una reproducción (no es mío):

Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador
cuando me acordé que
tenía que llamar por teléfono
a un compañero. Descolgué el auricular y marqué el
número de
memoria. Me contestó un tipo con muy mal
humor diciendo:
- "¿Qué quiere?". - "Soy Ignacio
Martínez, ¿podría hablar con Roberto Espárrago?"
dije
amablemente. - "Te has equivocado, gilipollas",
me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito
a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para
buscar
el número de mi compañero y comprobé que,
efectivamente, me había equivocado. Pero como aún
recordaba
el número "erróneo" que había marcado
anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tipo
y cuando
me cogió el teléfono no esperé a que
contestase y le dije:
- "Eres un hijoputa", y
colgué rápidamente.
Inmediatamente apunte aquel
número en mi agenda junto a la palabra
"hijoputa".
Cada dos o tres
semanas, cada vez que estaba cabreado
(porque me llegaba una letra
inesperada, o un aviso de
multa,
o discutía con mi mujer, o alguna situación por
el estilo) volvía a
llamarlo y sin dejarle contestar le
decía:
- "Eres un hijoputa". Esto me servía de algún
modo como terapia y me hacía sentirme mucho más
relajado.
Unos meses
después, la maldita Telefónica introdujo el
servicio de identificación de
llamadas, lo cual me deprimió
un poco porque tuve que dejar de llamar al "hijoputa". Pero
de
repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número
de teléfono y cuando escuché su voz le
dije: - "Hola, le
llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si

conoce nuestro servicio de
identificación de llamadas". -
"No" me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.

Rápidamente lo volví a llamar y le dije:
- "Eres un hijoputa".
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una
anciana saliera
de la plaza de aparcamiento del Hipercor.
Esta lo hacía muy lentamente y cuando terminó la
maniobra
y me disponía
yo a ocupar la plaza libre, apareció un Golf
GTI negro a toda velocidad y
se metió en el hueco que iba
yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:

- "¡Eh, oiga!, ¡que estaba yo esperando!, ¡no puede hacer eso!".

El tipo del Golf se bajó, cerró el coche y se fue hacia el
centro comercial
ignorándome como si no me hubiera oído.
Yo me quedé completamente frustrado y pensé: "Este tío es

un hijoputa. El mundo está lleno de ellos". Justo en ese
momento vi un letrero de "SE VENDE" en
el cristal de atrás
del
Golf. Lógicamente anoté el número y me fui a buscar
otra plaza de
aparcamiento. A los dos o tres días, vi en mi
agenda el número del "hijoputa" y me acordé que había

anotado
el número del tipo del Golf. Inmediatamente le
llamé y le dije:
- "Buenos días. ¿Es usted el dueño del
Golf GTI negro que se vende?"
- "Sí, yo mismo" - "¿Podría
decirme donde puedo ver el coche?"
- "Sí, por supuesto.
Yo vivo en la calle de Don Ramón de la Cruz esquina
con
Montesa, es un bloque
amarillo y el coche esta aparcado
justo enfrente de la casa"
- "¿Cómo se llama usted?"
- "Enrique Juárez" - "¿Que hora sería la mejor para
encontrarme con usted y discutir los
detalles de la
operación,
Enrique?" - "Pues yo suelo estar en casa
por las noches".
- "¿Puedo decirle algo, Enrique?"
- "Si, claro"
- "Enrique, eres un hijoputa de la hostia",
y colgué el teléfono.
Inmediatamente después de colgar
anoté el número en mi agenda al lado del
otro, pero en
este puse el
nombre de "hijoputa II". Ahora tenía dos
"hijoputas" para llamar y así
estuve durante dos o tres
meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que
comenzaba a aburrirme
un poco. Me puse a pensar en
serio sobre como resolver este problemilla y al cabo
de un par de
whiskies se me ocurrió algo. Primero llamé
al "hijoputa I":
- "Dígame" - "Hola hijoputa" - pero
esta vez no colgué.
- "¿Estas ahí todavía, verdad,
cabrón?"
- "Si, hijoputa". - "Deja ya de llamarme o ..."
- "Noooooo". - "Si supiera quien eres te rompía la boca",
me dijo.
- "Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones
vienes a buscarme. Vivo en
la calle Don Ramón de la Cruz
esquina Montesa, en un bloque amarillo, justo en la puerta
donde hay
aparcado un Golf GTI negro, so hijoputa"
- "¡¡¡Ahora mismo voy para allá!!! Tu sí que eres un
hijoputa y ya puedes
ir rezando todo lo que sepas. Te
voy a mazar a hostias"
- "¿Si?. ¡Que miedo me das,
hijoputa!" y colgué el teléfono.
Inmediatamente llame
al hijoputa II:
- "Dígame" - "Hola hijoputa" y no colgué.
- "Como te pille algún día..."
- "¿Que me vas a hacer, hijoputa?"

- "Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón"
- "¿Sí?, pues a ver si es verdad, hijoputa. Ahora mismo
voy hacia tu casa"
y colgué. Por ultimo, cogí el teléfono
y llame a la policía. Les dije que estaba en
la calle Don
Ramón de la
Cruz esquina con Montesa y que iba a matar a
mi novio homosexual en cuanto
llegara a casa. Luego hice
otra llamada rápida a "Madrid directo" y les dije que iba
a haber una
pelea de pandillas en la calle Don Ramón de
la Cruz esquina Montesa. Y entonces me monté en mi coche

y me fui para allá a
toda leche. Te juro que es una experiencia
que nunca olvidaré. La mayor
pelea que he visto en mi
vida. Hasta los cámaras de Telemadrid se llevaron lo suyo.
En fin, después
de esto espero que cuando te llame por
teléfono me contestes en tono amable.
- "Ya sabes, no es
bueno que yo me irrite."


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hijoputa que eres...

Anónimo dijo...

Eres un peazo de hijoputa

Rober dijo...

ya dije que la historia no es mía... jajaja!